El Benetton Ford de Michael Schumacher vendido por tres veces el precio de salida

Ford-16

El monoplaza con el que siete veces campeón del mundo de Formula 1, Michael Schumacher, lograba su primer podio de su extenso palmarés en la especialidad, era subastado este fin de semana en Monaco. Con un valor estimado entre los 300.000 y los 370.000 euros (340.000 – 420.000 dólares) finalmente la última puja lograba alcanzar la impresionante cifra de 1.058.000 euros, que son exactamente 1.197.753,84 dólares con el tipo de cambio vigente en el momento de redactar estas líneas.

Por Sergio J. Cabrera

Esto es más del triple de su estimación mínima, un valor que pillaba a todos por sorpresa, pero que se puede explicar perfectamente gracias al excelente palmarés histórico y deportivo de este bastidor de la escudería italiana. Encuadrado dentro del evento de la casa Bonhams, el monoplaza amarillo disponía de un extenso historial, que incluía no solo la hazaña de Schumacher, además habían estado a sus mandos grandes nombres del deporte, como Martin Brundle, que corría con este mismo bastidor la carrera inaugural de la temporada 1992, en la que luego el alemán lograría su primer podio, en el GP de México 92, pero además, este mismo bastidor servía para que el mismísimo Nelson Piquet corriera en la que sería su última carrera en la especialidad, el GP de Australia de 1991, última prueba puntuable del año en la que el brasileño quedaba cuarto, por detrás de Ayrton Senna, Nigel Mansell y Gerhard Berger. Los ocupantes del podio en el circuito de Adelaida.

Es normal encontrarse monoplazas de muy diferentes equipos y marcas en este tipo de eventos, pero raramente uno con un palmarés tan destacado , a pesar de no haber logrado ninguna victoria ni campeonato del mundo.

Equipado con un motor V8 atmosférico de 3.5 litros y 730 caballos, este estaba fabricado por Ford Cosworth, que prácticamente tenía a Benetton como escudería oficial, ya que el resto de escuderías que disponían de mecánicas Cosworth en la parrilla no tenían acceso a las últimas evoluciones que disfrutaba la escuadra Benetton, por aquel entonces capitaneada por el ínclito Flavio Briatore.

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